Sunday, February 24, 2008

 
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA: Mt 17:1-9. La Transfiguración.

LA VIDA: Es común definir la vida como un camino. El sendero que cada cual se traza para encontrar el sentido de la vida, alcanzar sus metas, muchos llamamos a ese horizonte: LA FELICIDAD. Para nosotros los creyentes, nuestra felicidad verdadera consiste en sentir el amor del Padre, escuchar y practicar su palabra y ver su belleza, su gloria en Jesús.

LA VIDA DESDE LA CUARESMA: En este tiempo litúrgico se nos ponen cinco textos muy densos, bellos que por sí mismo nos dicen el todo del mensaje cristiano. Pero también los podemos tomar como el camino a seguir hacia nuestra gran meta. Veamos, el primer domingo de cuaresma nos ponen LAS TENTACIONES DE JESUS: no hay duda que si queremos conseguir algo que valga y que apostemos, tendremos que luchar y aclarar muchas cosas, eso es lo que nos enseñan las tentaciones, la vida es lucha. Este segundo domingo nos ponen la

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR JESÚS, nos dice que nuestra vida se puede transformar, podremos alcanzar nuestra meta si seguimos el sendero de la vida verdadera. EL TERCER DOMINGO nos narra el ENCUENTRO DE JESÚS CON LA SAMARITANA, donde el Señor la lleva a las fuentes de la vida, su corazón y el manantial inagotable del amor creador de Dios presente no solo en la naturaleza y toda la belleza de sus cascadas, montes, sino también en el rostro concreto del hombre y de la mujer que sufren, que aman, que anhelan días mejores. EL cuarto domingo, LA CURACIÓN DE UN CIEGO, el gran enigma de la vida no son los problemas y dificultades, sino nuestra ceguera, nuestra incapacidad para VER el amor redentor, reconocer la verdad. El quinto domingo, LA RESURRECCIÓN de Lázaro, que de suyo fue una revivificación, volver a la vida normal, Jesús nos muestra la vida verdadera, la que no perece.

LA VIDA TRANSFIGURADA: Estamos en el capítulo 17 de san Mateo, del evangelio de hoy, Jesús camina hacia a Jerusalén, allí educa a sus discípulos, y al mismo tiempo que confirma su obediencia al Padre en un Monte donde se vislumbra una experiencia espiritual que lo transforma, lo conecta con el pasado de nuestra historia de salvación, desde la confianza total que nos narra la primera lectura de hoy que nos enseña Abraham, pasando por el encuentro con Moisés y Elías, figuras centrales del Antiguo Testamento como ratificando la grandeza de Jesús. Pero lo central de hoy es el mensaje en donde claramente se nos menciona quién es Jesús y qué debe hacer: El hijo de Dios, el amado, que complacerá al Padre en su fidelidad y obediencia. La vida de Jesús continuó, no se quedó en la belleza de su Gloria en la cima del monte, sino que bajó, despertando y animando a sus discípulos a seguir con el objetivo final DAR GLORIA AL PADRE,
DANDO VIDA A LOS DEMÁS, para ello tenemos que transfigurarnos, transformarnos, cambiando nuestros esquemas y reconociendo la verdadera presencia y belleza del Señor, en los pobres, en los que sufren, solo cuando hagamos eso, seremos felices. Así sea.

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