Sunday, October 07, 2007

 
¿TENER FE? ¿TENEMOS FE? Y ¿CÓMO UN GRANO DE MOSTAZA? Lc 17:5-10.
XXVII. del T.O


¿TENEMOS FE? ¿ES FACÍL DECIR QUE TENEMOS FE? No es una simple pregunta retórica, hoy en día existe todo tipo de fe, pero para los cristianos, para aquellos que nos sentimos identificados con la propuesta de Jesús de Nazaret y creemos que se nos manifestó el amor definitivo, y se nos dio todo el poder para cambiar la historia y poder construir una nueva civilización según los criterios del Señor. La lectura de hoy suena a interpelación más que a reconocimiento. Y muchos de sus seguidores, las personas más religiosas confundimos los medios en los cuales se suelen expresar la fe y no reconocemos sus caminos, sus símbolos de liberación, como aquel cura:

“En un pueblo que se estaba inundando, el cura del lugar animó a la gente a que se salve, pero que él se quedaba en el pueblo, pues él sí confía en Dios que lo iba a salvar de esta. Las últimas canoas insistían: padre vamos, pero él se quedó. El agua comenzó a subir, subir. Él subió a la torre, seguían pasando las canoas, y la gente gritaba: padre, vamos, vamos. Pero él insistía, yo sí tengo fe en Dios, me quedo. Hasta que el agua lo cubrió totalmente. Murió. Fue al cielo y le reclamó al Padre Dios: padre, pero por qué me hiciste esto: yo que tenía tanta fe en ti. ¡Ah, hijo¡ -respondió el Señor: pero si te mandé varias canoas y no aceptaste mi ayuda.” ¿Qué clase de fe es aquella que cree que puede mover montañas sin contar con los demás?

La parábola se explica por sí sola, no hace falta comentario, pero unámosla con las lecturas de hoy. El bello diálogo entre el profeta Habacuc y Dios, en la primera lectura, es un reflejo de lo que cualquier hombre y mujer de viva fe puede sentir: ya estamos cansados de tantas injusticias, corrupción, muerte y desempleo. El reclamo del creyente es oportuno: ¿hasta cuándo te quedas mirando la opresión? En el evangelio de hoy: el consejo de tener fe como un granito de mostaza, es una interpelación, pues si la tuviéramos en esa proporción sería suficiente para cambiar la historia. Lamentablemente, la historia nos interpela y la calidad de la fe de los cristianos no está dirigiendo el barco en el que estamos embarcados. Pero el Señor, actúa, el problema no está en él, sino en nuestra calidad de fe y nuestra capacidad para reconocer los signos de Dios que se manifiesta en cada uno de nuestros hermanos y hermanas que nos rodean y que tienen los mismos deseos y anhelos de cambio. La esperanza se manifiesta en la confianza que damos a los demás, en nuestros compromisos diarios que nuestras tareas y responsabilidades poseen. No desperdiciemos las oportunidades. La salvación que produce la fe es real, pero es histórica la vamos haciendo, y en el fondo, como dice la segunda lectura de hoy, la de Pablo a Timoteo, es obra de Dios, “que nos ha dado un espíritu de fortaleza, amor y moderación.” Entonces, podemos decir que solamente hemos hecho lo que teníamos que hacer…. Pero hagámoslo. Así sea.

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