Saturday, October 20, 2007

 
ORAR SIEMPRE ¿Y SIN DESFALLECER? Lc 18: 1-8 XXIX DEL T.O
¿FIDELIDAD O ETERNIDAD? Una de las grandes preguntas que se hacen los jóvenes parejas hoy es si es posible ser fieles “hasta que la muerte nos separe.” La pregunta del presente solo tiene respuesta en la eternidad. Algo parecido nos muestra san Lucas cuando nos dice que la intención del Señor Jesús es enseñar a sus discípulos a orar siempre y sin desfallecer. La respuesta estará al final de la perícopa de en el versículo 8, cuando nos pregunta Jesús: “cuando venga el Hijo del Hombre ¿encontrará fe sobre la tierra?” De nuevo la pregunta sobre el presente tendrá solución en la eternidad. El problema está en que para los seres humanos presente y eternidad son dos momentos separados, sucesivos y cuya respuesta es imposible visualizar ya que estamos encerrados en nuestro propio amor, querer e interés. Jesús nos dirá que la fidelidad y la eternidad son las dos caras de un único proceso, el de ser hijos del mismo Padre y Creador, entonces la fidelidad será posible si mantengo la conexión esencial con aquello que me da vida.

¿Esfuerzo o gratuidad? La pregunta no tiene nada de retórica, es tan real, muchas veces reclamamos y con justicia el fruto de nuestro trabajo y esfuerzo. Y muchas veces prevalece la injusticia o el infortunio. El secreto para ser un hombre o mujer exitoso en el mundo de hoy está en nuestra capacidad de planificar, organizarnos, ponernos metas y medir nuestros resultados. Eso nos enseña el Hombre-gerente que prevalece en la sociedad actual. Para ello hay que invertir y producir, todo lo que se gaste tiene que tener rédito. Hoy Jesús nos muestra que el secreto para ser felices y vivir con sentido está en nuestra capacidad de gastar el tiempo con el Padre, con el Creador. Para ello hay que rezar, orar, estar con el Señor. Es allí donde cambia nuestra visión.
SOBRE REZOS Y REZADORES, Anthony de Mello nos contaba una anécdota: La abuela preguntaba: ¿Ya rezas tus oraciones a la noche? –Por supuesto-dice el nieto. ¿Y por las mañanas? –No. Durante el día no tengo miedo- dijo el nieto. Una piadosa anciana, al acabar la guerra: ¡Dios ha sido muy bueno con nosotros: hemos rezado sin parar! Y todas las bombas han caído en la otra parte de la ciudad! ¿Esto es oración? ¿Para esto sirve?
La parábola de hoy del juez inicuo y la viuda perseverante nos enseña que la oración tiene sus frutos, pero que no son simplemente contentar nuestros intereses o necesidades, sino cumplir el deseo de Dios que haya justicia, amor y paz. Pero en este mundo de seres humanos, el Padre Dios solo puede actuar a través de los hombres y mujeres de fe que sean reflejo de su corazón. Entonces la oración será el combustible que nos llevará a la meta final: un mundo distinto, de hermanos y hermanas. Muy parecida es esta enseñanza con el concepto de resilencia: la capacidad que tiene el ser humano de sobrellevar grandes dificultades y contradicciones pues su espíritu le mueve a luchar y sobrevivir con sentido. ¿Creemos que Dios no oirá nuestro clamor? La viuda pobre hoy nos enseña cómo nos escucha el Señor. Así sea.

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