Monday, October 15, 2007

 
¿DÓNDE ESTÁN LOS OTROS NUEVE? LC 17:11-19. XXVIII T.O

NUESTRO PUEBLO es agradecido por lo general, ciertas frases que se usan en la vida diaria lo demuestran: Dios te pague o Dios se lo pague. Aunque no sepamos a veces, qué significa ese pague… En los grandes santuarios como el de la Virgen del Quinche en Pichincha, y la Virgen del Cisne en Loja, las paredes laterales suelen tener grandes listas de agradecimientos por favores recibidos, dicen sus fieles. Qué tipo de agradecimiento nos habla Jesús hoy cuando pregunta: Y, ¿dónde están los otros nueve?, ¿no eran diez los curados de la lepra? Que solo uno vino a agradecer.

No hay duda que nuestra vida toda está llena de la gracia y favores de Dios, pero qué pocos son los que caen en la cuenta de ello, y la mayoría nos quejamos de no encontrar a Dios, de no gozar de su presencia, de vivir en tiempos de crisis y relativismo. Aunque esto es verdad, la acción de Dios no desaparece, y ese es el mejor remedio a la lepra moral que hoy sufrimos, pero se requiere fe. En este caso será reconocer la acción de Dios en nuestras vidas y glorificarlo a través de Cristo Jesús como el que nos revela la misericordia con su palabra y ejemplo. Lamentablemente nosotros preferimos que se curen milagrosamente nuestros males, que sanarnos integralmente como hoy nos propone Jesús, quien ante la simple pero confiada petición: ¡Jesús, Maestro ten compasión de nosotros! Responde con su mirada y su palabra: “Al verlos, Jesús les dijo: vayan a presentarse a los sacerdotes. Mientras iban de camino, quedaron limpios.” Para quien busca, confía y pide. La palabra acontece, sana, libera e integra en la sociedad. Recordemos que los leprosos eran excluidos y no podían participar de ningún acto público, menos del culto, eran impuros. Jesús sana, y al sanar libera, hace digna a la persona para que alabe y glorifique al Creador y Padre.
Pero, como siempre suele ocurrir, y en el evangelio hay varias pistas, es un samaritano, alguien que no era de la comunidad creyente y piadosa de los judíos quien reconoce la acción de Dios en Jesús, y da las gracias. Jesús, interpela ¿dónde están los otros nueve? ¿Quiénes son esos nueve que no reconocen la acción de Dios? ¿Podrán ser los afortunados de hoy que poseen el bienestar suficiente para vivir en la abundancia, pero infelices, viven la vida como una carga, sin gozo ni esperanza?
El agradecimiento al que nos invita Jesús es de quien vive la vida con sentido, de quien sabe que no hay lepra física o moral que no se pueda sanar. Sanar es decir salvación integral, y no un milagro de curación, que podrá haber, pero que no es la intención original del Señor cuando actúa, quien puede alterar las leyes naturales, pero como Dios que es, respeta lo que él mismo originó y prefiere que sus hijos e hijas maduren en la fe y reconozcan libremente su amor y gracia. Para el creyente Dios es fuente de vida y esperanza y nos ayuda a buscar la felicidad sin temor a los conflictos y problemas. Pues sabe que la fe salva, por eso nos podremos levantar y seguir el camino. Así sea.

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