Sunday, September 30, 2007

 
ECONOMÍA Y ESPIRITUALIDAD EN EL EVANGELIO DE LUCAS. Lc 16. 1-9

Economía y Espiritualidad. ¿Pueden ser compatibles? No soy técnico en economía, y me considero un aprendiz de la espiritualidad. El evangelio de hoy me invita a reflexionar sobre estos dos campos de la realidad humana: un ser en el mundo que necesita de las cosas materiales y de las espirituales. Por lo tanto la relación es obvia, el punto está en la proporción y la ubicación de las prioridades. Economía es la ley de la casa, en su original griego, y es la palabra que se usa en el evangelio de hoy para designar al administrador , oikos-nomos. En el mundo de la academia se puede considerar la economía como la ciencia que rige las leyes del mercado, del estado, de la administración productiva de lo público y lo privado. Economista será el que sabe administrar y hacer producir el dinero o los bienes de una empresa o país. En nuestro mundo matemático y jerarquizado, los economistas son los que tienen la última palabra para dar las soluciones técnicas a los graves problemas del país, en especial al de la pobreza. Este se reduce a un problema técnico y no humano. Es allí donde la Espiritualidad, concebida como la ciencia del espíritu, y lo más típico del espíritu “es que nadie sabe de dónde viene ni a donde va,” que es como un viento que sopla, anima, empuja la vida de los creyentes, pero también como un fuego, que quema y purifica el alma de sus devotos, los enciende de pasión y celo por lo verdaderamente importante: la vida humana digna, esto es la Gloria de Dios y su alabanza, esto es espiritualidad. Por lo tanto, si el fin de la economía es administrar los bienes productivos para el bien de los pueblos. La Espiritualidad entendida como la acción del espíritu en lo humano y en la vida toda, la relación es posible y necesaria.
EL MENSAJE DE HOY puede ser claro si entendemos qué mismo es lo que alaba el dueño, el Señor de los bienes (Lc 16:9): ¿el talento humano o la deshonestidad? Obvio que el talento, la astucia, la prudencia de saber actuar en los momentos difíciles y de crisis. A los discípulos, para quienes está dirigida la parábola del administrador astuto, para quienes están escuchando y viendo que la predicación sobre el Reino tiene hondas consecuencias no solo en la vida personal, sino social y política, se les exige saber usar de los bienes, darles su lugar adecuado, ganarse amigos para las moradas eternas, para lo definitivo no tanto para lo pasajero y placentero como puede ser el lujo y el confort, pero sobre todo entender que la salvación, la felicidad definitiva solo vendrá de la solidaridad con los pobres: el administrador astuto rebaja los intereses de los deudores, fomenta la amistad con ellos. Al final todo dependerá de la decisión con la que se quiera orientar la vida: O Dios, O el dinero. La respuesta es obvia, todos la sabemos. Pero no todos optamos.

LA ESPIRITUALIDAD: “Sócrates creía que la persona sabia viviría instintivamente de manera frugal. Él mismo no llevaba zapatos, sin embargo, una y otra vez cedía al hechizo de la plaza del mercado y acudía para ver las mercancías en exhibición. Cuando un amigo le preguntó la razón, Sócrates le dijo: -Me encanta ir allí y descubrir sin cuántas cosas puedo ser feliz. La espiritualidad no consiste en saber lo que quieres, sino en comprender lo que no necesitas.”

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