Friday, February 23, 2007

 
“NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS” (Lc 4:1-13).
CUARESMA: ¿disciplina o crecimiento?


Comenzamos el ciclo de Cuaresma con el miércoles de ceniza, cuyo símbolo nos recuerda la precariedad y provisionalidad de la vida. Por ello, este año queremos entender cuaresma como la disciplina, del latín discere=aprender, que nos proponemos practicar para alcanzar nuestro objetivo final: la felicidad humana, ver la Gloria de Dios. En este sentido las tres prácticas que recomendamos para este tiempo serán el ayuno de la Interioridad, la oración de la Intimidad, y la limosna de la solidaridad. La Iglesia nos presenta cinco textos evangélicos, cuatro de Lucas y uno de Juan, que nos acompañarán cada domingo. El primer domingo es el de las tentaciones de Jesús, el segundo el de la transfiguración, el tercero el de la higuera estéril ¿por qué no damos frutos? el cuarto, del Hijo que estaba perdido y fue encontrado, y el quinto el de la mujer adúltera.

Cada vez que leemos un texto del evangelio no dejemos de preguntarnos ¿dónde está la buena noticia de aquel entonces y la de ahora? Es muy fácil caer en la moralina, o la predica moral de los evangelios, o el espiritualismo, la predica superficial, o en el fundamentalismo la predica literal. O sea es fácil malinterpretar los textos o querer manipular a Dios. La dimensión humana en la historia es compleja, tampoco se la puede separar somos seres que actuamos por la tanto debemos saber para qué hacemos algo, pero también somos seres que tenemos motivaciones profundas no siempre explícitas, debemos saber por qué hacemos algo, como también seres que nos expresamos por la palabra hablada o escrita debemos saber qué queremos comunicar. Entender las tres tentaciones como simple mensaje moral que no debemos ser glotones, ambiciosos o codiciosos no ayudará al cristianismo a transmitir un mensaje de vida, de trascendencia. ¿Quién puede llamar glotón a alguien que ha pasado cuarenta días sin comer? No va por ahí, aunque la historia de la predicación no ayude, el sentido del texto. ¿Quién sabe lo que pasó entre Jesús y el diablo, si estaban solos?


La clave siempre será posible si activamos el lado más profundo de nuestra existencia, nuestra interioridad e intimidad. ¿Quién es realmente Jesús? Y ¿Para qué vino? Lucas presenta este relato después de su bautismo, recibe el Espíritu Santo y se deja conducir por él. El tentador, sabe quién es Jesús: “si eres Hijo de Dios…usa tus poderes, convierte esta piedra en pan, confía, arrójate.” Adán, prototipo del primer hombre falló, Jesús demuestra su identidad en la confianza absoluta, en el amor incondicional, sincero aunque paradójico e incomprensible en el caminar hacia la Cruz. Lo que hoy Jesús hace es una opción fundamental, como Job: decide creer que lo que ha dicho la historia religiosa sobre Dios es verdad: que Dios es fiel y no falla. Pero la verdadera prueba será en Jerusalén y en el templo, centro del poder político y religioso de aquel entonces donde se revela que la vida es lucha de poderes, pero el único poder que salva y produce felicidad es el poder del amor fiel, hasta la muerte. “Este es mi hijo amado,” dirá Dios hoy al final de las tentaciones, y el soldado romano al final de la vida histórica de Jesús en la cruz. ¿Crees que Dios manda pruebas o te acompaña en las dificultades de la vida? ¿Cómo podré mostrar mi amor y fidelidad a Dios en medio de la vida cotidiana, verdadera lucha de poderes?

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