Friday, January 12, 2007

 
“NO TIENEN VINO” (Juan 2:1-11).

ENTENDER LA NARRACIÓN: no es fácil definir lo que se describe como opuesto a lo conceptual. La narración es sobre todo descripción significativa de un evento. La imaginación y la ficción son las herramientas que se usan en esa descripción de una historia. El debate es de siglos y sigue dando qué pensar. Profesores de la Universidad Católica del Ecuador han producido un libro titulado “La Cuadratura del Círculo” (Orogenia, 2005) donde la tesis central es que los ecuatorianos no tenemos patria: “las fabulaciones históricas y los sueños y utopías creados por la cultura de la “pequeña gran nación” en el esfuerzo colectivo de “tener patria” constituyeron el material simbólico para la consolidación del Estado Nacional…”. Luego aclaran: “esta afirmación no quiere decir que el Ecuador sea una ficción literaria.. es una realidad social, formada por complejas redes de relaciones políticas, jurídicas, económicas, culturales y por la historia de esa complejidad”. El lector común queda perplejo, el historiador, el sociólogo intentan comprender que los símbolos tradicionales: bandera, himno, escudo, relatos históricos fueron más ficción que verdad, como el niño héroe, Abdón Calderón, etc, hoy no impactan no consolidan grupos y pueblos tan diversos que conviven en el mismo territorio. La realidad está allí mismo, pues seguimos llamándonos ecuatorianos por haber nacido en ese territorio pero no sabemos qué significa ser ecuatoriano cuando migran por miles al año, cuando la inseguridad, el desempleo y la corrupción es lo que predomina. El libro mencionado abre un debate sobre lo que es la narración y la historia de un país.

ENTENDER LOS RELATOS EVANGÉLICOS y más en concreto el del evangelio de Juan es adentrarnos al mundo de los signos, símbolos, de la realidad reinterpretada, del amor y de la vida manifestada en un rostro concreto Jesús de Nazaret, en una historia concreta la del pueblo de Israel, símbolo de una elección amorosa y no de una elección caprichosa o arbitraria. Dios camina con su pueblo y se manifiesta en la cotidianidad a través de sus símbolos e historia. El símbolo en general, lo hemos dicho varias veces, es sobre todo polivalente y su referencia son dos realidades unidas por una imagen. El problema con los símbolos, en especial los de una religión como la nuestra que ya es bimilenaria es que se desgastan, pierden la hermosura de su brillo, debilitan su impacto. Pues, los seres humanos especialistas en cambiar las cosas, cuando no en destruir, hemos cambiado-invertido el significado de los signos y símbolos, por usar los ejemplos del evangelio de hoy: la boda en un contrato que se puede romper en cualquier momento, el vino en una simple bebida alcohólica, elitista para los que pueden pagar por un buen vino, el agua es un simple instrumento para bañarme, cocinar y demás, las piedras para construir condominios que separan, cárceles que destruyen más al ser humano, hospitales que matan, escuelas que no forman.

NO TIENEN VINO, es el mensaje que una mujer, madre y creyente hoy nos transmite. Es el lado femenino de Dios, el relato central es la Gloria de Dios que se manifiesta en el poder misericordioso de Jesús, pero sin la figura de la mujer, Maria, atenta a los más mínimos detalles, como una mujer que ama y es solidaria, hace caer en la cuenta a Jesús que a esta boda, alianza, se le acabó lo esencial el amor y la alegría. Los novios, casi ausentes en el relato, son Dios y el pueblo. Dios quiere hacer una alianza definitiva con su pueblo, pero este solo tiene las seis tinajas de piedra donde se pone agua. Jesús las transforma en las tinajas de vino, donde se produce alegría, gracias a la fe y al amor. Esta es la verdadera señal de hoy y siempre: ver la gloria, belleza e intención de Jesús que puede cambiar esos corazones de piedra en el vino del amor y de la alegría de un pacto eterno, pues si hay amor solo se lo reconocerá al final de la historia, no en los momentos de placer, que gracias a ellos bien vividos y honestamente manifestados van consolidando el proyecto total. “En el vocabulario del amor, la palabra imposible no existe”. Hoy nos faltan muchas cosas para vivir con dignidad, pero que no nos falte lo esencial, Señor, ayúdanos a ofrecer el vino del amor para que nuestra alegría sea auténtica, que aprendamos de María, la nueva Eva, mujer y compañera como madre y esposa, a creer para luego hacer “lo que tú nos dices”. Amén.

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