Sunday, December 24, 2006

 
NAVIDAD: LA PLENITUD DEL AMOR.

Lc 2: 1-14: “No teman…HOY ha nacido el Salvador”.

No estamos para tiempos de grandes utopías, ¿utopías =sin – lugar? La misma palabra incomoda, no tiene asidero en la realidad. Sin embargo, ¿quién puede vivir sin ideales, sin sueños, sin esperanzas? Navidad no es una utopía, es la plenitud del amor que ya se ha dado: “HOY, ha nacido en la ciudad de David, un salvador”. Hoy, es realidad aquello que todo ser humano anhela: amar de verdad, pero para amar hay que sentirse amado. Hoy se nos recuerda que alguien nos ama sin medida, incondicionalmente. Es posible la plenitud, pero para eso tengo que oír y ver. Y eso es lo que no hacemos con mucha facilidad.

Oír y Ver. Si queremos hacer memoria del acontecimiento que irrumpe nuestra historia y nos proclama la plenitud de la verdad, que Dios nos ama y desea salvarnos, debemos hacer un alto, y en medio de tantos ruidos, gritos, estruendos, oír el mensaje del Señor, del Dios que Crea, recrea y sostiene su palabra, su fidelidad hasta el final. Oír la voz de Dios, manifestada en un ángel: no teman; u oír la voz del poder de turno manifestada en un decreto: vayan a censarse. ¿Cuál es el poder que gobierna al mundo? Si miramos la realidad de cada día difícilmente podremos decir que la apuesta cristiana, la fe en un Dios que quiere el bien de todos los humanos es lo que prevalece en nuestra historia. ¿Qué es lo que oímos todos los días? Mejor cerremos los ojos y escuchemos el clamor del pueblo, y es el mismo clamor de Dios, ese es su mensaje: NO TEMAN, una buena noticia causará alegría. Este es el mensaje de Dios desde la creación del mundo hasta su redención: no temer, sentirnos salvados, amados. Hoy ese Dios nos pide ver la SEÑAL. Allí está la diferencia entre lo humano y divino. Ópticas distintas, maneras distintas de amar.

¿Cuál es la Señal? Un pesebre, una ciudad insignificante, Belén de Judá ¿Será que Dios tiene que luchar con el poder humano, regentado por el político de turno César Augusto, quien ofrece la pax romana por la fuerza y las armas? O ¿será que Dios nos tiene que sorprender, una vez más, como cuando nos creó, no quería marionetas sino hombres y mujeres libres e inteligentes, aún con el riesgo del pecado y cerrazón? El pesebre no es símbolo de poder en el mundo, pero es el poder de Dios quien lo elige como símbolo para unir lo que está dividido, el ser humano escindido entre el egoísmo o la solidaridad, entre la finitud y cerrazón o la infinitud y apertura. Si tomamos en cuenta los versículos 11 a 14 del capítulo 2 de san Lucas que leemos esta noche que llamamos santa, verán los altibajos del amor: Dios se manifiesta en un ángel (lo alto) y muestra su señal en un pesebre (lo bajo) entonces una multitud celestial cantará la Gloria de Dios (lo alto) y dará la paz a los hombres del buena voluntad (aquí abajo). Es el cardiograma de la redención.

Entonces ¿qué mismo es navidad? La respuesta la sabemos, hemos sentido su proyecto de amor, hemos visto y oído que su palabra toma forma concreta, que nos da lo mejor de sí, su Hijo, el Mesías-Señor. Lo que no tenemos claro son los cómo. Solemos cambiar con mucha facilidad, con los altibajos de nuestras miserias y errores, pero también con nuestras posibilidades y aciertos, es que cada año se nos da una oportunidad para celebrar el amor, para reinventar los caminos de esperanza, para valorar la belleza de la amistad y el perdón. Nunca habrá una noche de paz, mientras halla hambre e indignidad, pero cada navidad es una posibilidad para recordarnos lo esencial: el verdadero rostro de la paz es la justicia y la equidad y no hay otro manera de celebrar que a través de la hermandad. Feliz navidad. Gracias Dios mío, gracias Jesús
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