Friday, December 01, 2006

 
ADVIENTO ES DESEAR
1er Domingo: ¿ALIGERAR O LIBERAR EL CORAZÓN?

Lucas 21: 25-36: “Que no se hagan pesados sus corazones”.


El año pasado definíamos el adviento como el tiempo de la esperanza. Hoy lo definimos como el tiempo del deseo. Deseamos recordar la venida del Mesías, el Salvador y deseamos que vuelva a nacer en nuestras vidas, en nuestra historia, pues la razón del ¿por qué vino? Por qué siendo Dios se hace hombre y le tocó soportar los horrores de la historia y la animalidad del ser humano, no es reconocida por todos ni es vivida a plenitud por sus seguidores. Deseamos la felicidad para todos, deseamos un cambio de esta historia, no su fin, sino su transformación.

Este año el evangelio central será Lucas, quien lo escribió por los años 80 después de la destrucción del templo de los judíos, tiempo de desolación y opresión, estaban bajo el imperio romano. Sin embargo las comunidades cristianas hacen memoria de Jesús de Nazaret, creen en su palabra y en su resurrección, y deseaban propagarla a todo el mundo, deberán justificar ¿cómo creen en un Dios que permite la destrucción y la opresión? 2000 años han pasado y el misterio del mal no se puede comprender, sino combatir, la esperanza de días mejores el bien para todos solo se pueden fomentar con el deseo de amar y practicar la justicia, ese es el Señor que se nos revela en cada adviento, en cada navidad. Cada año debemos crecer y madurar en el amor, qué mejor que reflexionar sobre el deseo, como aquello que nos define como seres humanos capaces no solo de lo peor, sino de lo mejor, queda mucho por descubrir, caminar e inventar.

El deseo es un tema tabú, en plena época de “libertades” y racionalidades, la gente no sabe lo que desea. Dentro de las muchas novelas de televisión, una se llamaba “el cuerpo del deseo”, en donde nadie sabía a quien amaba ni por qué, y la simple atracción provocó la destrucción de muchas vidas e historias. Esta no tuvo un final feliz, pero reflejaba lo impredecible e inmanejable del deseo humano cuando no ama de verdad, cuando no se sabe lo que se quiere ni por qué. Adviento, navidad y epifanía son un tiempo oportuno para preguntarnos qué deseamos, por qué y para qué. San Lucas nos ayudará.

El evangelio de hoy nos presenta el discurso escatológico de Jesús, al final de su vida, en el bello templo, predice su destrucción, para los judíos será el final de una parte de su historia, para los cristianos el comienzo de una nueva vida, de una nueva manera de relacionarnos con Dios y con los demás. Pero para ello debemos:
Ver las señales: sol, luna, estrellas, y la tierra, cosa que solo se puede hacer cuando se tiene la cabeza alzada (dignidad) y limpia la mirada (belleza interior), reconoceremos la belleza de la creación, si nos deja la polución, entonces la angustia, las perplejidades no aplastarán nuestros deseos de plenitud, el Hijo vendrá.
Aligerar o Liberar el corazón: que las preocupaciones de la vida no ahoguen, no aplasten el verdadero deseo de felicidad, de amar, de conseguir la justicia. Para ello debemos estar ligeros de equipajes y libres de preocupaciones, cosa que la sociedad consumista y materialista de hoy no ayuda. Revisémonos. La liberación está cerca.
Estar siempre alertas: es como preguntarnos siempre, como lo hace el padre John Powell sj, en su libro: “¿cuál es el secreto para seguir amando?”, refiriéndose a la misma persona. La única respuesta es estar siempre enamorado, es el deseo de felicidad mutua que supera la rutina, si nos liberarnos de prejuicios y reconocemos su verdad.

Que en este adviento se purifique nuestros deseos y sepamos para qué. San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras”. Esa es la liberación que nos trae el Mesías, el Señor.

Comments:
Ojalá este adviento logremos estar un poco más despiertos. Una vez más, Dios cumple su promesa.
 
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