Thursday, November 23, 2006

 
¿ERES O NO ERES EL REY?
Fiesta de Cristo Rey, fin del año litúrgico Ciclo B. Jn 18: 33-38.

¡JESÚS!, ¿QUÉ HAS HECHO? ¿qué has hecho que las autoridades religiosas judías (poder religioso) te han entregado a Pilato (poder político) para que te eliminen? ¿Qué extraña forma tienes de gobernar, de regir la historia, de presentar tu propuesta del reino de Dios? Pues si hay algo claro que hemos visto en este tiempo es que tu forma de decir la verdad, de proclamar lo que el Padre-Madre Dios quiere, es a través de tu compasión, de tu ternura con los que sufren, con los marginados, con las mujeres menospreciadas, con los niños minusvalorados. Pero también tu indignación por ver la hipocresía de las autoridades, la ambición de los poderosos, la falsedad de una devoción desarticulada de la cotidianidad y de las relaciones interpersonales, es decir tu ternura y tu sinceridad te metieron en problemas, y el problema más grande que te metiste, según san Juan, que leemos hoy, es proclamarte abiertamente como el Rey, el mediador absoluto de salvación, el Ungido-Mesías para proclamar la buena noticia que Dios quiere reinar en nuestros corazones y en nuestra historia. ¿Qué lío? Cuando hemos visto todo este año, según san Marcos, que lo que menos te gusta es que te alaben, que te proclamen poderoso o te den títulos de dignidad como Hijo de David, Hijo del Altísimo, sino que te refugiabas en el enigmático título de Hijo de hombre. ¿Qué paradójico que eres Jesús? ¿Cómo vas a reconocer tu dignidad ante el poder? ¿Acaso no sabes, cómo nos gusta a los humanos instalarnos en la mentira y en la ambición? ¿Qué ingenuo fuiste? O ¿qué fiel fuiste? Por algo te llaman el “Testigo fiel”, quisiste proclamar la verdad de tu vida no solo con tus obras, sino con tu muerte.

Pero, ¿REALMENTE ERES EL REY DE LOS JUDÍOS? ¿ERES O NO ERES EL REY? Hoy lo que importa es qué significa que celebremos la fiesta que te proclama como Cristo Rey, cuando los contextos sociales y políticos han cambiado. Hoy los reyes no reinan, sirven para decorar viejos palacios, aunque hermosos, en el viejo mundo, y en el nuevo mundo no existen, se creen en mesías cuando hay hambre y necesidad, les damos el voto pensando que solucionarán lo que los anteriores han destruido, pero los echamos de sus cargos con mucha facilidad, pues rápidamente se descubren sus mentiras e incoherencias. Pilato, el administrador del poder político titubea, vislumbra en ti algo especial, tiene miedo pues ha oído tu historia, atraías a la multitud, hacías señales simbólicas –milagros, llaman algunos- que daban esperanza, el tono de tu palabra y el contenido de la misma revela una autoridad producto de la densidad de tu ser, de vivir en la verdad, de comunicar buena noticia, de venir de Dios. Pero Pilato, prefirió lo que siempre hacía, instalarse en el poder y querer seguir disfrutándolo, por eso te entregó. ¿Qué parecido somos los humanos a Pilato? ¿Cómo vacilamos para no tomar la decisión de seguirte auténticamente y practicar tus enseñanzas? Y preferimos “instalarnos en la finitud”, en “levedad del ser”, en la comodidad de nuestras pequeñas conquistas pues eso de grandes sueños e ideales, quedó para las novelas.

Y si “tu reino no es de este mundo”, ¿de qué mundo es? Qué mal que entendemos tu mensaje, y nos conviene, pues si tu reino fuera de este mundo lleno de porquerías, falsedad y mentira qué poco te valorarías, qué poco ofrecerías. Tu reino solo puede ser del mundo de la verdad y la vida, como las acciones de tus testigos nos han enseñado. Monseñor Romero es recordado y reconocido como tu profeta porque amó de verdad. Un mendigo, borracho limpiaba la tumba de Monseñor, alguien le preguntó: ¿por qué lo haces? –Respondió- “simplemente porque me quería, nunca me tuvo asco, nos hablaba con cariño”. Este es el estilo del Rey, del ungido para proclamar la buena noticia que Dios salva y reina a través del amor.

Comments:
El pasaje de libro sobre Romero, siempre me hace tragar saliva. Ese es el rey que buscamos, el que nos hace dignos. Aquel que nos hace sentirnos sus hijos, sus hermanos. Ese rey que nos enseñó que cuando se ama, se ama hasta el extremo.

Sigue adelante te he puesto entre mis blogs amigos.
 
Post a Comment



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?