Reflexionando la Palabra. Reflexiones Dominicales

El cristianismo, ¿Ética o Estilo?XXVIII. T.O (10-15-06): ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?En la actual sociedad civil no está de moda para los cristianos hablar de ética, la gran acusación que recae sobre la tradición cristiana es predicar un moralismo que carga sobre la conciencia de los creyentes un manual de pecados a evitar y virtudes a realizar. La enseñanza de Jesús de Nazaret la pasión por la cual se desvivió, el Reino, muy pocas la conocen, poquísimos la siguen, es mejor publicar manuales, catecismos, códigos que sinteticen la doctrina y memorizarla. El silencio no ayuda a la reflexión cuando es menester decir una palabra desde la visión de aquel que configura la historia y la divide en un antes y un después, Jesús enseñó una visión del mundo, de Dios y del hombre que aún no ha emergido del barro de nuestra miseria o de la miopía de nuestros horizontes. La clave está en saber desde dónde hablamos y cómo hablamos.La palabra ética hoy va acompañada de muchas etiquetas, tal pluralidad enriquece la reflexión pero no ha ayudado a consolidar una visión que anime y estructure el mundo desde aquello que nos hace ser nosotros mismos y nos haga crecer por haber encontrado un valor digno de vivir y compartir. Hoy se habla de ética cívica separada de la ética religiosa, como si Dios oprimiera y entorpeciera el crecimiento humano. Se habla de ética de máximos, la que busca los grandes valores casi nunca alcanzables: felicidad, justicia, libertad, y ética de mínimos la que se conforma con el mínimo consenso para respetar una pluralidad que cada vez dice menos de lo humano y no logra conformar un proyecto universal de solidaridad y dignidad. Los políticos separan su actuar de lo ética. La política se encarga del bien común (por lo general del bien de unos intereses grupales) y la ética del bien individual ¿dónde queda la ética de la empresa o de las comunidades conformadas por individuos? Hay un grupo de educadoras y filósofas que nos han hecho tomar conciencia que la ética de occidente basada en la filosofía griega que va de Aristóteles, pasando por Santo Tomás, Kant hasta Habermas es una reflexión masculina centrada en el individuo que tiene deberes y derechos teniendo como eje estructurador la imparcialidad de la justicia (cuya concreciones en la sociedad ni son imparciales ni justas) Hoy proponen una ética del cuidado que respete y fomente el misterio de la vida, la perspectiva de género, la cooperación en una vida más afectiva, cotidiana, familiar. Expertos hablan de una ética teleológica, la que persigue una finalidad, distinta de una ética deontológica, la que se mueve por el deber ser ¿Tiene el cristianismo una palabra que decir? ¿Es el cristianismo ritos y leyes o un estilo de vida?

Cuando un joven le pregunta a Jesús ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna? Jesús responde desde el horizonte de las relaciones interpersonales en la realidad de la vida: no robes, no mates, no codicies. El cristianismo no es una ética, pero tiene enormes concreciones éticas.  La riqueza, el dinero, las cosas materiales no llenaba el corazón al joven inquieto quien vio en Jesús algo más que un moralista, el joven buscaba la eternidad, la felicidad, lo máximo que podía llenar su sed de ser algo más que una estadística para las revistas de finanzas o los medios de comunicación. Cuando los discípulos, quienes deben ser expertos en los valores del Reino por seguir al Maestro, preguntan: ¡Y entonces, ¿Quién puede salvarse?! Se dan cuenta que el seguimiento de Jesús no consiste solo en despojarse de cosas o bienes, sino en arriesgarse a algo más. La clave en todo este rollo de los valores, de las conductas que debemos tener para mostrar la calidad de nuestro ser no está en sacrificarse sino en relacionarse, en saber mirar a los ojos de aquel que nos mostró un amor incondicional: Jesús lo miró con amor y le dijo vende todo, dáselo a los pobres y sígueme. El joven rico se asustó y se fue triste, los apóstoles lo siguieron sin comprender. ¡Y Tú! ¿Te atreverías a arriesgarte a amar? ¿a mirar a los ojos del Amor? Al final los últimos serán los primeros. Subvertir los valores de una sociedad llena de hipocresía, que dice amar y no ama, que anhela justicia aplastando al otro y acumula riqueza a cualquier precio es la atracción de Jesús que además invita a optar por los pobres, a ser alguien más y no uno más. ¡El mediocre dice por qué yo, el audaz dice por qué yo no! La ética es necesaria, pero el estilo invita a más.