Sunday, September 30, 2007

 
ENTRE USTEDES Y NOSOTROS HAY UN ABISMO. Lc 16: 19-31
¿FICCIÓN O REALIDAD? La parábola de hoy invita a pensar en algunos temas de gran importancia para el sentido de nuestras vidas, pero lo primero que surge es preguntarse si esto es ¿una representación de la realidad o es una mera ficción? Que haya un abismo entre los ricos y los pobres, en esta vida y la otra no tiene nada de ficción ni de ingenuidad. La riqueza y en especial la riqueza mal ganada jamás abrirán las puertas de la felicidad, de la libertad eterna. El problema principal que hoy la parábola nos invita a pensar no es tanto en la otra vida, en el más allá, sino en el más acá, en nuestra vida presente ¿cuántos Lázaros, mendigos nos encontramos día a día? Y ¿qué hacemos por ello? ¿Somos indiferentes como el rico de hoy? ¿Podremos comer en paz mientras haya miseria, indiferencia y explotación? Y lo que hoy nos recuerda esta parábola dicha hace muchos años es el abismo que separa no solo, realidades socio económicas, sino soledades, corazones destrozados, esperanzas posibles de llevar a cabo con el simple hecho de ver que la pobreza se puede superar con las migajas que anhelan los mendigos. Pero hoy en día, ni de eso nos damos cuentas, pues los perros no solo lamen las llagas de los mendigos, sino que tienen más privilegios que muchos de ellos. ¿Abismo o cinismo?

¿Podremos superar nuestros grandes males? La lectura de hoy parece bastante escéptica. “si no escucharon a Moisés (que representa la ley de Dios) y los profetas (sus mensajeros, en especial el Profeta escatológico Jesús), ni aunque resucite un muerto, escucharán, ni se convertirán.” Por lo tanto dentro de los variados temas que la lectura de hoy nos puede invitar a pensar: el destino de los ricos indiferentes ante la pobreza, el mal uso de la riqueza, la esperanza del más allá y de la justicia definitiva, la retribución de nuestros actos, etc. Para mí el gran tema es el presente, el más acá como oportunidad para encontrar el sentido de la vida que nos ofrece el predicador del Reino de Dios, Jesús, quien nos hablaba en el capítulo anterior Lc 15, de la infinita bondad del Padre Dios que su misericordia puede abrazar a los perdidos de todos los tiempos, pero que ese mismo Dios, rico en misericordia, solo puede ser alabado y seguido cuando se practica la justicia. Y esta no es una utopía o una predicación barata, es el esfuerzo tenaz y hábil de vencer los abismos que nos separan cuando no perdemos la esperanza de un Dios que jamás se olvida de sus hijos e hijas y que sabe cuidarnos y darnos el lugar que merecemos. Lázaro significa, Dios ayuda.

La gran causa de los grandes abismos está en nuestro interés exagerado por acumular, y esa terrible costumbre de no abrir nuestros corazones y de no extender nuestra mano ante quien lo necesite. Que no nos pase lo mismo: “En cierta ocasión el ministro encargado de cobrar los impuestos fue a lavarse los pies a la orilla de un estanque y, por descuido cayó al agua. De inmediato, acudió un grupo de personas que queriendo ayudar al ministro le decían: DEME SU MANO. Sin embargo, y aunque estaba ahogándose, el ministro no alargaba la mano. De repente otra persona que conocía al ministro le dijo: excelencia TOME MI MANO. Al instante el ministro se agarró de esa mano, y se salvó. Ante el asombro de los demás, el visitante explicó: El ministro encargado de cobrar los impuestos no sabe el significado de la palabra “dar,” pues el solo se dedica a “tomar” y “recibir.” ¿Entendemos la causa del gran abismo? Señor, cuando tenga hambre, mándame a alguien que necesite comida. Cuando tenga frío, mándame a alguien que necesite calor. Cuando tenga un disgusto, preséntame a alguien que necesite un consuelo. Y cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia el necesitado. Amén.

 
ECONOMÍA Y ESPIRITUALIDAD EN EL EVANGELIO DE LUCAS. Lc 16. 1-9

Economía y Espiritualidad. ¿Pueden ser compatibles? No soy técnico en economía, y me considero un aprendiz de la espiritualidad. El evangelio de hoy me invita a reflexionar sobre estos dos campos de la realidad humana: un ser en el mundo que necesita de las cosas materiales y de las espirituales. Por lo tanto la relación es obvia, el punto está en la proporción y la ubicación de las prioridades. Economía es la ley de la casa, en su original griego, y es la palabra que se usa en el evangelio de hoy para designar al administrador , oikos-nomos. En el mundo de la academia se puede considerar la economía como la ciencia que rige las leyes del mercado, del estado, de la administración productiva de lo público y lo privado. Economista será el que sabe administrar y hacer producir el dinero o los bienes de una empresa o país. En nuestro mundo matemático y jerarquizado, los economistas son los que tienen la última palabra para dar las soluciones técnicas a los graves problemas del país, en especial al de la pobreza. Este se reduce a un problema técnico y no humano. Es allí donde la Espiritualidad, concebida como la ciencia del espíritu, y lo más típico del espíritu “es que nadie sabe de dónde viene ni a donde va,” que es como un viento que sopla, anima, empuja la vida de los creyentes, pero también como un fuego, que quema y purifica el alma de sus devotos, los enciende de pasión y celo por lo verdaderamente importante: la vida humana digna, esto es la Gloria de Dios y su alabanza, esto es espiritualidad. Por lo tanto, si el fin de la economía es administrar los bienes productivos para el bien de los pueblos. La Espiritualidad entendida como la acción del espíritu en lo humano y en la vida toda, la relación es posible y necesaria.
EL MENSAJE DE HOY puede ser claro si entendemos qué mismo es lo que alaba el dueño, el Señor de los bienes (Lc 16:9): ¿el talento humano o la deshonestidad? Obvio que el talento, la astucia, la prudencia de saber actuar en los momentos difíciles y de crisis. A los discípulos, para quienes está dirigida la parábola del administrador astuto, para quienes están escuchando y viendo que la predicación sobre el Reino tiene hondas consecuencias no solo en la vida personal, sino social y política, se les exige saber usar de los bienes, darles su lugar adecuado, ganarse amigos para las moradas eternas, para lo definitivo no tanto para lo pasajero y placentero como puede ser el lujo y el confort, pero sobre todo entender que la salvación, la felicidad definitiva solo vendrá de la solidaridad con los pobres: el administrador astuto rebaja los intereses de los deudores, fomenta la amistad con ellos. Al final todo dependerá de la decisión con la que se quiera orientar la vida: O Dios, O el dinero. La respuesta es obvia, todos la sabemos. Pero no todos optamos.

LA ESPIRITUALIDAD: “Sócrates creía que la persona sabia viviría instintivamente de manera frugal. Él mismo no llevaba zapatos, sin embargo, una y otra vez cedía al hechizo de la plaza del mercado y acudía para ver las mercancías en exhibición. Cuando un amigo le preguntó la razón, Sócrates le dijo: -Me encanta ir allí y descubrir sin cuántas cosas puedo ser feliz. La espiritualidad no consiste en saber lo que quieres, sino en comprender lo que no necesitas.”

Sunday, September 16, 2007

 
"DIOS ESTÁ MÁS CERCA DE LOS PECADORES QUE DE LOS SANTOS." Lc 15: 1-10.

¿Qué chocante que suena esa frase: Dios está más cerca de los pecadores que de los santos? No es mía, la encontramos en una de los bellos y profundos libros del místico jesuita hindú Tonny de Mello. Pareciera que va contra la esencia de la doctrina religiosa predicada por la Iglesia. ¡Por algo lo mandaron a callar, después de muerto! ¡Pobre Tonny, pero quedan tus libros que bien leídos nos invitan a seguir pensando la fe, la vida, la imagen de Dios y la manera cómo nos debemos relacionar con él. Es la misma táctica de las parábolas. Hoy en el evangelio de Lucas aparecen tres en vez de una, en el capítulo quince de su evangelio y las tres nos señalan la “ALEGRÍA DE ENCONTRAR LO PERDIDO: La oveja perdida, la moneda perdida, el hijo perdido. Tres bienes distintos: un animal, una moneda y un ser humano.” Imposible captar el mensaje si no dejamos de escandalizarnos de la verdadera imagen de Dios que hoy nos presenta Jesús con su comportamiento de comer y dejarse tocar por pecadores y publicanos. Distinta imagen por supuesto, del dios oficial de los piadosos fariseos.

“Dios está más cerca de los pecadores que de los santos.” ¡Qué desconcertante! ¿Cómo explicaba el maestro semejante enseñanza? Nos dice: “Desde el cielo, Dios sostiene a cada persona mediante una cuerda. Cuando pecas, cortas la cuerda. Entonces Dios repara la cuerda mediante un nudo, con lo que te acerca un poco más a él. Con cada pecado que cometes, cortas una y otra vez la cuerda; y con cada nuevo nudo, Dios te va acercando a él progresivamente.” Y, ¿esto produce el cambio de los pecadores? Lo único que produce esta imagen es enseñarnos que solo el amor es creíble, solo el amor nos cambiará. Si existe el pecado es por la falta de amor, por la falta de alegría. Imposible tener una alegría verdadera cuando hay tanta maldad, sufrimiento en este mundo. Pero, al mismo tiempo imposible vivir sanamente si no experimentamos la alegría del perdón, del encuentro y del olvido. Saber que alguien nos ama incondicionalmente eso provocará el cambio. La frase: alégrense conmigo. Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión, es el centro del capítulo quince, se repite después de cada parábola que hoy nos cuentan, es el centro del mensaje de Lucas sobre lo que predicó Jesús; y es el por qué Jesús acampó entre nosotros. Este evangelio solo lo entenderá el que ama, pues, quien ama a una persona que se encuentra perdida en las drogas, alcohol, prostitución, delincuencia, ambición, en el pragmatismo económico, en los dioses que suelen reemplazar al Dios verdadero, comprenderá cómo duele verlos sufrir o sentir el dolor que causan a otros. Pero cuando se logra el milagro de la transformación que es posible recuperarlos, que sí es posible el cambio. La ALEGRÍA por encontrar lo perdido es símbolo de plenitud, de eternidad.

Sunday, September 09, 2007

 
"UNA MUCHEDUMBRE SEGUÍA A JESÚS." Lc14:16-22. XXIII T.O

¿MASAS O MINORÍAS? ¿En dónde está la identidad cristiana? No hay duda que el deseo de Dios es de ser padre y madre de todos sus hijos, por algo decimos que nos creó a todos a su imagen y semejanza. Pero esta realidad divina tan cierta, qué poco efecto tiene en la cotidianidad de nuestra historia, sobre todo cuando se maltrata a tantas personas que no poseen los bienes mínimos que nuestra civilización hoy produce: el aumento discriminatorio entre los que tiene y no tienen para vivir dignamente, el 1% de la población ecuatoriana apenas tiene acceso a internet. Y si preguntamos a la gran cantidad de católicos que rompen sus compromisos bautismales, matrimoniales, sus buenas intenciones que proclaman sus certificados sacramentales qué poco contento se debe sentir el Creador que una muchedumbre que lo alaba y adore en los grandes momentos de expresión de fe o necesidad, pero que reduzca significa la identidad cristiana solo a símbolos cultuales. ¿El cristianismo es para masas o para minorías? ¿Es para una élite que pueda acceder a los cada vez más sofisticados y costosos cursos de biblia, ejercicios espirituales o cursos de teología y espiritualidad que se dan por doquier como método de evangelización? Masas y minorías no es una alternativa. Toda la historia se juega en esa dialéctica. La democracia es el gobierno del pueblo, pero solo un grupo pequeño bien preparado lo debe representar. Y si hoy brillan por la ausencia los mejores que deben gobernarnos y se apoderan del aparato estatal los más malos o mediocres. La mayoría sabrá ubicarlos. Nos necesitamos unos a otros. Pero la reflexión, motivación será una práctica de pocos que empuje a la autocrítica de la masa. Hoy Jesús nos invita a “sentarnos a pensar,” no solo si podemos construir una torre o enfrentar al enemigo, sino en la identidad cristiana y en las exigencias que ello conlleva, pues, está predicando el Reino y esto es tarea de todos, cuya estrategia será fomentar grupos pequeños de discípulos y discípulas que quieran amar, soñar a lo grande, lo que en la práctica lo harán pocos, los discípulos.
¿Queremos ser discípulos de Jesús? O ¿Nos contentamos con los certificados sacramentales o buenas intenciones? Esta es la pregunta que hoy Jesús realiza de forma afirmativa: “si quieres ser mi discípulo carga con tu cruz.” Es muy parecida a la pregunta que se hace todo hombre o mujer antes de hacer la opción de su vida en un compromiso matrimonial: ¿me amas? ¿Eres capaz de amarme hasta la muerte? Muchos hemos oído un sí rotundo. Y muchos hemos visto un no puedo, no pude cortante, sangrante. Hoy Jesús nos recuerda claramente para ser discípulo de Jesús, para ser cristiano no bastan los buenos deseos hay que optar y ser coherente, para ello hay que subordinar todo al proyecto del Reino de Dios, hay que enfrentar los conflictos y desafíos de la realidad y hay que renunciar a todo… esta es la sabiduría de la entrega de quien sabe que los designios de Dios son misterio, pero posible de vivir. El abandono ante la confianza de un amor que no falla es la apuesta creyente, por eso damos el salto, por eso caminamos en fe.

En la fiesta de san Pedro Claver, SJ aquel sacerdote que en el siglo XVII se dedicó a servir, curar y catequizar a los esclavos negros que venían de África, es decir hizo lo que le pedía Pablo a Filemón tratar como hermano a los pobres, nos muestra el modelo concreto de lo que es ser cristiano, el Señor nos ayude a caminar con esperanza. Las exigencias de hoy solo son posibles para los que saben amar y se sientan a pensar las mejores estrategias para el fin: ser discípulos.

Sunday, September 02, 2007

 
ESCOGER LOS PRIMEROS LUGARES. Lc 14: 1,7-14. D.XXII del T.O

“JESÚS FUE A COMER”… esta es una imagen muy típica en el evangelio de Lucas que nos narra uno de los métodos evangelizadores que tenía el Maestro para enseñarnos cómo es el Reino de Dios y quién es Dios. Lástima que no la explotemos ni en la catequesis ni en la predicación, ni en la vida. Ojalá que nos encontremos con la sencillez y concreción de Dios.

Los fariseos observaban a Jesús, el que lo había invitado era un fariseo. Jesús acepta la invitación de su oponente, trata de incluirlo de forma práctica en su propuesta. Pero este calla, toma postura y no se deja interpelar por los gestos de Jesús. Jesús observa cómo los que habían sido invitados escogían los primeros lugares. Es la manifestación de la condición humana de escoger lo mejor, de aparentar ante los demás, de buscar el honor y la fama, de aparecer…Jesús advierte: quedarás avergonzado, te pueden sacar, te pueden descubrir que tu función no es para tanto, por eso dice sé humilde, ocupa el último lugar que desde allí te podrán honrar. La gente no hace caso, es imposible ir contra un deseo muy impregnado en nuestra sociedad. Pero el mensaje cristiano no es moralismo, tiene hondas consecuencias éticas, pero no es lo primordial. Lo interesante aquí es captar la esencia religiosa del contenido, cómo es el estilo de Dios. Así es Dios de humilde y sencillo. Por lo general lo buscamos en lo extraordinario, en lo rimbombante. Dios se manifiesta en donde menos esperamos, en la humildad. Entonces, el verdadero honor de Dios, tema de fondo de esta primera parte del evangelio de hoy, es que cada ser humano lo alabe al Señor desde la verdad de nuestras vidas. Esto es humildad.
En el siguiente párrafo Jesús se dirige al que lo había invitado y le dice, cuando invites a alguien a comer, en donde manifiestas la belleza de la intimidad y amistad, no lo hagas con aquellos que pueden pagarte: Dichoso aquellos que no pueden pagar… qué bendición más rara dirían los banqueros y acreedores. Invita a los cojos, ciegos, lisiados, a los pobres, con ellos crea los lazos de amistad y hermandad… ¡qué lejos estamos de las normas que hoy rigen nuestra sociedad! Verdaderamente el cristianismo o es una alternativa o no es nada. Pero para ello, hay que creer, y creer en lo eterno: se nos pagará en la resurrección.
En tiempos actuales de asambleas, de nuevas propuestas tengamos en cuenta este evangelio, y qué de fondo y alternativo nos proponen, que no sea como aquella carreta: un papá caminaba con su hijo pequeño, de repente le pregunta al hijo: dime qué escuchas, este le contesta un ruido fuerte, pero no alcanzó a distinguir. Tienes razón, no es fácil saber que es una carreta vieja. -¿Cómo sabes que es una carreta vieja?, preguntó el niño- Cuando más vacía está una carreta vieja es que más ruido hace, dijo el papá. La verdadera humildad y el verdadero cristianismo son alternativas a lo actual. Cuidado con las grandes imágenes de belleza que aparecen en la tv y las grandes propuestas ruidosas y extraordinarias, pueden estar vacías, como la vieja carreta. Que el Señor nos ayude a escoger el lugar que nos corresponde. Allí estará nuestra verdad.

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